Hoy me inicio en esta aventura de escribir con la ilusión de que este sea el primero de muchos escritos, con la intención de llevar un mensaje lleno de amor.
El tema de la familia quiero enfocarlo desde algo que siento es muy importante para cualquier proceso de sanación física o emocional y es el perdón.
Alguna vez leí : “El perdón, sensación mágica de libertad”; esta frase tuvo mucho sentido para mí, y creo que describe claramente lo que se siente perdonar.
Y es por esta razón que pienso que el perdón debe empezar en casa; es triste que a veces se generen rencores y hasta odios dentro de la familia, en ocasiones por malos entendidos, falta de comunicación o por situaciones que realmente no valen la pena. La familia es ese grupo de personas unidas por el amor en el que cada uno enriquece al otro y que a pesar de las diferencias existe el respeto y la tolerancia.
Sé que a veces es difícil dejar a un lado la rabia y el resentimiento, por eso hoy te invito a que practiques este ejercicio para que puedas transformar esas emociones negativas que tal vez cargas desde hace mucho tiempo y es necesario que las sueltes para liberar el dolor.
El Perdón: Una sensación mágica de libertad
Busca un espacio tranquilo en el que nadie te moleste, haz tres respiraciones profundas y vas a pensar en cada miembro de tu familia (no importa si ya dejó este plano) con el que tuviste una experiencia dolorosa en el pasado y sientas que debes sanar algo, y le escribes a cada uno una carta diciéndole todas esas cosas que alguna vez le quisiste decir pero que nunca pudiste decírselas, o tal vez sí se las dijiste pero no fueron escuchadas; escríbelas como te nazca, no tiene que ser bonito, sácalo todo, como lo sientas. Al final de cada carta vas a escribir:
“Te perdono y te libero porque al hacerlo me perdono y me libero de todo lo que hasta hoy cargaba. Hoy lo suelto todo y te doy las gracias por la experiencia que a través de ti pude vivir, porque me hizo más fuerte y con más sabiduría”.
Luego con la intención de que el fuego transmute todo lo escrito, quemas cada carta.
Este ejercicio lo puedes realizar cuantas veces quieras o cada vez que sientas que necesitas liberar algo. No dejes que se llene de basura tu corazón ¡Libera! ¡Suelta! Y notarás lo liviano que te vas a sentir.
Que tengas un bonito día.
Autor: Angela Bueno