Muchas veces atribuimos nuestra inconformidad o malestar a aquello que
sucede a nuestro alrededor: las guerras, la corrupción, la delincuencia…
en fin, las malas noticias que nos enteramos en el día a día. En distintas
ocasiones incluso culpamos de este malestar a una o varias personas y es
ahí cuando le cargo al otro mi propia negación de la felicidad.
En este sentido, y centrándonos en este último punto, somos muy
cómodos y pensamos que es muy difícil transformar antiguos hábitos o
nuestra manera de asumir el mundo, pero creemos que es más fácil que
los demás cambien y que el otro es quien debe hacer algo para que yo
pueda sentirme bien; pero si más bien soy yo el que cambia de percepción
y voy al interior de mi propio ser y encuentro eso que tanto me molesta
del otro ¿Qué es lo que ese comportamiento o actitud me muestran de mí
mismo? Qué tal si realizo una mirada profunda y empiezo a aceptar mis
propias limitaciones ¿Cuáles son esas actitudes que yo puedo transformar
y generar un cambio positivo en mi vida y en mi entorno?
Una vez encuentro estas respuestas y hago consciencia de ellas asumo la
responsabilidad de mi propia felicidad y no la condiciono a los actos de
los demás, lo cual me permite mirar al otro de una forma más compasiva
y amorosa.
Para entender de forma práctica cómo funciona esto, realiza el siguiente
ejercicio: Identifica a una persona con la cual sientes que no te llevas bien
últimamente, que tú crees que ha sido poco cordial contigo o incluso
antipática y piensa que tal vez puede estar pensando lo mismo de ti. Así
que ahora te invito a que en los próximos días seas un poco más amable
con esa persona, quizá hasta puedas regalarle una sonrisa la próxima vez
que la veas. Empieza a notar como todo ese ambiente tenso que antes se
sentía cuando se encontraban se transforma, siendo muy posible que ese
ser también empiece a ceder y la relación fluya mejor.
Entonces, cuando hagas el ejercicio podrás decirme si tiene algo de
verdad la siguiente frase de Marcel Proust: “Aunque nada cambie, si yo
cambio todo cambia”.
Que tengas un feliz día, lleno de luz y amor.
Autor: Angela Bueno
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