¿Sabías que la palabra familia viene del latín y es una palabra derivada de <<famulus>> que significa sirviente o esclavo?
La familia es nuestro primer laboratorio para aprender y experimentar. ¿Aprender qué? a expresar o a callar, abrazar o tomar distancia, a temer o a confiar, a perdonar o a resentir, a compartir o a guardar, a perseverar o abandonar, a amar o a odiar, a sentir, a darnos permiso, a reprimirnos… en resumen, a sobrevivir o a VIVIR.
Y esos aprendizajes se quedan en nosotros hasta que decidamos revaluarlos. Podemos tomar distancia de nuestra familia, no frecuentarlos, incluso vivir en otro continente, sin embargo lo aprendido hace parte de nuestro equipaje interno y vamos por ahí reproduciéndolos en nuestros jefes, compañeros de trabajo, vecinos, parejas, hijos, hasta que decidamos verlos de frente y elegir.
Cuando empezamos a crecer y vemos los padres de otros niños quizás deseemos: si mi papá fuera como mi tío, si mi mamá se pareciera en esto a la de mi amiga, ¿porqué me tocó este hermano? A veces podemos sentir que nacimos en el lugar equivocado, que la cigüeña se perdió y nos dejó donde no era.
Creemos que nuestra familia nos fue impuesta, no los elegimos.
Así que te pregunto, ¿y si no fuera así? Si en algún momento antes de nacer elegimos justo los padres (ausentes o presentes), hermanos, tíos y abuelos que necesitamos para ser lo que Somos? Ellos que harían el papel de villanos o de buenos en la película de nuestra vida, quizás nos darían tanto para sentirnos orgullos o quizás nos faltaría tanto que sacaron de nosotros aquello inédito e inesperado, que no hubiéramos descubierto de otra manera.
Ellos nos dieron lo que tenían para darnos, en ese plan perfecto de nuestra evolución. Ellos, sin saberlo nos dieron una opción, la de imitarlos o la de ser diferentes. Creemos que somos libres y nos gusta serlo, pero ¿cómo podemos ser libres si solo tenemos una alternativa? Si no tenemos el contraste para decidir.
Y aún si piensas que no los elegiste, es lo que tienes, de donde vienes, tus raíces, están en tu adn, son tus maestros y tus alumnos, ni mejor ni peor que tú, simplemente diferentes.
Ahora que has crecido tienes el poder de elegir, ser esclavo de tu historia o aprendiz de ella. Y una vez aprendes a amar a esos personajes principales, a comprenderlos y a valorarlos, entonces quizás puedas ampliar tu corazón para darle espacio a esa gran Familia que es la humanidad.